Internet
es un espacio que ha reconfigurado la dimensión de la realidad. Una sociedad
espejo.
Explicar
el éxito de Internet es complejo para los no versados en el tema, pero al
entrever las posibilidades del medio-instrumento permite comprender, al menos
en parte, el comportamiento de quienes lo han adoptado como habitación alterna.
Un gran
número de adolescentes actuales utilizan con familiaridad y destreza los
servicios que ofrece la Web, incluso lo han establecido como sitio de recreo,
para socializar u obtener información diversa. Así, lo que confirmé en el
sondeo hecho entre mis alumnos, es que Internet es concebido como sitio de
entretenimiento –dixit Sartori-.
En esa habitación alterna los adolescentes conviven entre sus iguales: no es tan diferente la manera en cómo se relacionan fuera del entorno virtual. La red social de un adolescente contemporáneo, como los de otras épocas, se conforma en función de sus actividades y esferas de acción, que generalmente son las escolares y familiares. Así, la construcción de sus relaciones se ven favorecidas por las redes sociales (Facebook, Twitter, Messenger, entre las más utilizadas), que articulan los espacios para los encuentros, pues no sólo éstas “son el espacio de”, sino que favorecen la creación de comunidades que reducen el enorme universo para la socialización.
Las comunidades
de amigos, por lo tanto, son una respuesta que nace de la emergencia para
evitar el anonimato. Estas comunidades se organizan en un universo público,
como las redes citadas, en las que son posibles los mundos diseñados para
grupos reducidos que comparten algo en común.
Con lo
anterior, quiero decir que los adolescentes usan Internet respondiendo a sus
necesidades y preocupaciones. Así, y en función de las posibilidades que da la
herramienta, identifiqué que mis alumnos saben buscar información sobre música
de los grupos de moda, videos e información para realizar las tareas escolares;
que conocen pocos sitios, pero que les proporcionan lo que buscan; también,
cómo “bajar” y “subir” fotografías a sitios determinados y manejan algunas
aplicaciones para editar, transferir y compartir imágenes. Respecto de la
búsqueda de información específica, confiable, la selección, organización e
interpretación, poseen saberes elementales, tanto metodológicos como de
análisis.
Es cierto
que los estudiantes manejan herramientas tecnológicas en diferentes niveles de
complejidad, en algunos casos, incluso, elevado. Sin embargo, la cautela y la
planificación debe ser la tendencia para su uso. La solicitud de elaboración de
actividades que requieran el uso de este tipo de herramientas y recursos, lo
sabemos muy bien, ha dado pie al robo intelectual y al plagio indiscriminado.
La
corriente de pensamiento que impulsa Jordi Adell, propone conceptualizaciones
atractivas y novedosas del conocimiento y la función de la escuela. Sin
embargo, su aplicación en el contexto escolar donde trabajo, por ejemplo,
resulta ajeno y distante porque, considero, para llegar a las fases donde se
hace posible la democratización del conocimiento, exigen, más que la
adquisición de conocimientos y habilidades: precisa un cambio de actitud, como
dice el mismo Adell.
En
síntesis: el uso de TIC es posible, necesario y pertinente en las materias que
imparto (Taller de Lectura y Redacción y Literatura), pero apelo a la
planeación y uso estratégico.
En el caso de los saberes tecnológicos de mis alumnos y, en concordancia con las características de las asignaturas que imparto (del campo de Lenguaje y comunicación), se pueden integrar actividades de investigación guiadas para proporcionarles algunas herramientas metodológicas de búsqueda de información confiable, útil para determinados contenidos de las asignaturas, y pertinente para el nivel académico. La elaboración de WebQuest sobre historia de la literatura mexicana, es una opción.
El
concepto de compartir el conocimiento, insisto, me parece atractiva, pero
también debe regularse y partir de la planificación. No obstante, el trabajo
entre iguales dentro y fuera del salón de clases, se ha dado siempre.
Una
estrategia para que los alumnos compartan sus saberes es el trabajo en equipos
colaborativos. La organización del grupo en equipos integrados por estudiantes
que manejen distintas aplicaciones y servicios de la Web, o bien, equipos
formados con alumnos que desconozcan el medio-herramienta y por quienes sean
hábiles navegantes, son opciones que pueden facilitar estos aprendizajes. En
este proceso, la guía y mediación del docente es fundamental, ya que debe
proporcionar herramientas metodológicas para que los estudiantes adquieran y
desarrollen competencias tecnológicas y de investigación en medios virtuales.
La negociación entre docente y estudiantes para conseguir los recursos debe
estar abierta a las posibilidades que se presenten, así como a la
infraestructura de la Institución.
Para cerrar: considero que el traslado de saberes informales al ámbito académico, puede no ser complejo y ofrecer alternativas para la enseñanza-aprendizaje; sin embargo, el proceso de resignificación de espacios reservados para el esparcimiento, para convertirlos en sitios para el conocimiento formal (escolar), puede obstaculizar el uso de la Web como herramienta en el proceso educativo.